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domingo, 15 de diciembre de 2019

§ Décima entrada: Biblioteca de Alejandría

      Buenas tardes. El mundo antiguo funcionaba con apenas 6 ciudades: Roma, Atenas, El Cairo, Jerusalén, Constantinopla y Alejandría. Conforme se fundó esta última, existió, casi al unísono, una biblioteca, una biblioteca como el mundo moderno no ha conocido: La Biblioteca de Alejandría.
   
     Según el faraón Ptolomeo II, el gobarnador de Alejandría pidió a los gobernantes de todo el mundo que donasen tantos documentos como fuese posible, de todo tipo de disciplina. Más tarde se encargaron a distintos sabios traducir todo al griego. Documentos de filosofía, poesía, geografía, física, astronomía, arte, religión, etc. Se dice que la primera traducción de la biblia hebrea al griego estuvo allí. Si hubieras llegado con tu barco al puerto de Alejandría en el S.III a.C., te habrían hecho, los funcionarios del rey Ptolomeo III Evergetes, un resgistro en el barco para confiscar todos tus libros, copiarlos, devolverte la copia y llevarse el original a la biblioteca (los bibliotecarios consideraban que el riesgo de los escribas al equivocarse copiando no era asumible). Ptolomeo III pidió al gobierno ateniense las copias de las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Atenas se negó obviamente pero Ptolomeo III les ofreció el suficiente dinero para que les valiese la pena a Atenas enviarle las obras, para que las copiaran y se las devolvieran. El resultado fue unas copias tan idénticas que les devolvieron las copias a Atenas, quedándose ésta con el dinero y unas copias fabulosas, pero Alejandría con los mejores ejemplares.

      La cantidad de obras escritas que se estima albergaba la Biblioteca de Alejandría es de unos 700.000 ejemplares en el S.I a.C. Esta cantidad es más que absurdamente gigante, más aún para esa época. Implicó inventar el primer método de clasificación para no perderlos. En esta biblioteca no sólo veían pasar los siglos los libros, sino también las personas, algunos intelectuales vivían literalmente dentro y subsistían con fondos públicos y un comedor social que había en la biblioteca. Entre estos intelectuales estaban: Arquímedes, Euclides (cuyas teorías matemáticas fueron manual de científicos hasta el S.XX), Eratóstenes (descubrió la circuferencia de la tierra con un margen de error de 80kms usando una cuerda y un camello), el poeta Calímaco, Galeno, etc. Se cree que había incluso un zoo.

      La mayor tragedia que vio la Biblioteca de Alejandría no fue una obra griega, fue un atentado romano perpetrado por Iulius Caesar en el S.I a.C. arrasando todo cuanto fue capaz y, más tarde, otro atentado, esta vez cristiano, dirigido por el Papa Copto Theophilus de Alejandría, finales del S.IV principios del S.V, quien incendió una parte de la biblioteca como protesta al paganismo. Por otro lado, el Califa Omar de Damasco, en el 654 d.C., destruyó cuantos libros él consideraba que predicaban contra el Islam.

      Hipatia intentó crear una especie de herencia en el Serapeum (templo a Serapis), dando clases multidisciplinares y, de nuevo, albergando diversas sapiencias en dicho templo. Cabe mencionar, por honor a la verdad, como no puede ser de otra forma en ese blog, que a Hipatia de Alejandría se le ha representado como una musa dedicada a la sensualidad, bajo el ridículo prisma victoriano del S.XIX británico. En realidad a Hipatia de Alejandría se le describe mejor reproduciendo una de sus escenas, según el filósofo Damascio, con un alumno en la que, al alumno, recién confeso enamorado de ella, le arroja una de sus compresas usadas y le dice "tu amas esto, joven, y no hay nada más hermoso al respecto". A Hipatia la asesinaron unos monjes parabalanos (una secta cristiana de la antigüedad). En un paseo rutinario la interpelaron, la arrastraron y la llevaron a una iglesia. Una vez allí, las versiones van desde que murió en el instante del propio miedo, hasta que le arrancaron la piel con trozos rotos de ceramica o con conchas y que, mientras aún respiraba, le arrancaron los ojos. Otras fuente cuentan que un cristiano la mató antes de todo aquello por compasión o por amistad clandestina.

      A día de hoy existe una biblioteca en Alejandría, en honor a la antigua, llamada Biblioteca Alexandrina. También alberga documentos de todo el mundo.
Fuentes: Nixey, C., (2018). La Edad de la Penumbra, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.

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