"He aquí sabiduría: el que tiene entendimiento, calcule el número de
la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y
seis". Así reza en el Apocalipsis de san Juan (13:18) y más adelante lo retomaremos para contextualizar mejor. En primer lugar, los números hindúes (mal llamados árabes) no aparecieron hasta el siglo V-VI d.C. y el Apocalipsis se escribió en el siglo I d.C. en antiguo griego o hebreo.
Al traducirse a los números romanos queda: DCLXVI (D=500, C=100, L=50, X=10, V=5, I=1. Sumadas como toca da 666) Domitius Caesar Legatos Xti Violenter
Interfecit, o Domicio César asesinó brutalmente a los enviados de Cristo. Usar la numerología para mensajes cifrados era totalmente natural y común en aquella era. De hecho, los números en el mundo antiguo tenían tres usos: el cuantitativo y permanente hasta hoy; el cifrado de mensaje, que estamos viendo; y el simbólico que, tras aclarar la frase en latín, veremos aplicado también al 666.
¿Quién fue Domicio César? Domicio era el nombre de Nerón antes de ser apadrinado por el emperador Claudio. El lema latino mostrado al principio y abreviado por siglas en DCLXVI también sería extrapolable a Domitianus Caesar, quedando como Domitianus Caesar Legatos Xti Violenter Interfecit, pero abreviándose con el mismo 666 romano. En este caso haría referencia a otro emperador más sanguinario, si cabe, que el mismo Nerón; y que llevó a cabo la persecución más contundente en contra de cristianos y judíos: Domiciano. Pero lo más probable es que hiciera mención a Nerón por las fechas de mandato de cada uno. A sabiendas de que el Apocalipsis de san Juan se escribió entre 65 y 90 d.C. y Domiciano reinó del 81 al 96 d.C., parece más lógico que se refiera a Nerón, quien gobernó del 54 al 68 d.C., por el margen temporal que otorgaría la cronología de Nerón para que los acontecimientos pudiesen adecuarse y asentarse hasta el otro lado del Mediterráneo; mientras que la cronología de Domicionado ni siquiera daría lugar a ser terminada antes de que san Juan acabase su Apocalipsis, también conocido como "El Libro de las Revelaciones" o "El Libro de la Revelación". Sobre el congnomen o apellido "Caesar" es común en todos los emperadores de la dinastía Julio-Claudia (la primera dinastía de emperadores); esto se debe a considerar a Julio César como una suerte de fundador del imperio y el método ideal para que el emperador de turno se proclamase como descendiente de Venus y Marte, pues Julio César lo era según los cánones mitológicos.
Y cabría otra lectura de numerología cifrada residente en Nerón: partiendo del alfabeto usado por el mismo san Juan, el hebreo, las letras que componen la fórmula "Nerón Emperador" valen 666 si las sumamos en el orden básico (a=1, b=2, etc.). Esta relación alfanumérica se conoce por el nombre de gemátrica.
¿Qué síntesis se nos revela si el 666 lo analizamos bajo el prisma de numerología simbólica? La numerología simbólica implica que cada número significa una idea. Así, por ejemplo, el 1 significaba Dios, por su singularidad; el 2 representaba al hombre, por su dualidad; el 3 referenciaba a la totalidad, por las tres dimensiones espaciales y temporales (pasado, presente y futuro); el 4 refería a la geografía terrestre total, por los cuatro puntos cardinales; el 5 simplemente una cantidad imprecisa, un montón; el 7 era la divinidad o la perfección; y el 6 sería, por ser uno menos que el 7, la imperfección, el pecado. Así, el tres veces seis, nos quedaría como el absoluto pecado.
San Agustín, durante los siglos IV-V d.C. no dejó de explicar en su De Civitate Dei que, sin duda, fue la cultura romana quien incubaría al Diablo y a los demonios (con sus posibles formas literales, literarias, metafóricas, místicas, etc. etc.) mediante sus hábitos bélicos, abusivos, corruptos, totalitarios, opulentos... todo a costa de someter a diversas tribus vecinas. Esto nos lleva a "Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al
otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24) y, efectivamente, quienes podían vivir/prosperar en Roma eran quienes la veneraban, quienes se dejaban marcar de forma distinguible por ella; véase a través de aceptación de cultos religiosos, integración en las legiones, ajustándose a su ley e impuestos, etc. (la adoración de la bestia).
Este paisaje no ha quedado atrás en el tiempo, sino que se repite hoy día en el sistema actual, ya que sigue existiendo, como rasgo fundamental, el hecho de adecuarte al sistema a favor de la veneración de las riquezas, o por el contrario ser un marginado perseguido por el mismo sistema. Observemos si no las estructuras políticas, la formulación de leyes, el derribo económico o el agonizar de la naturaleza y analicemos qué consecuencias trae esto para cada clase social. De hecho es en la globalización (y asimilando imperialismo y capitalismo en el concepto globalización) donde reside el éxito del imperio romano: presentarse como elemento aglutinante de las diversas regiones a donde llegaron, planteándose así como un milagro que no se había logrado antes, y ocultando su entidad de falso profeta, divinizado por tantas tribus quienes ponían su seguridad en el imperio entregándole su libertad humana y haciéndose esclavos de su sistema. Bien, pues ante todo eso (y más) se resistió el cristianismo, usando como herramienta la escritura, la libertad y la solidaridad hasta que la bestia romana se devoró a sí misma.
|
Rey Midas como alegoría del fracaso mediante la avaricia
|
Ahora sí podemos retomar el versículo que encabeza la presente publicación. Dicho versículo viene precedido por dos textos necesarios que servirán, bien para comprender o contextualizar un poco más este mundo remoto y de literatura extraña, o bien para seguir saciando la curiosidad:
Me paré sobre la arena
del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez
cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas,
nombres de blasfemia. 2 La
bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como de oso y
su boca como boca de león. El dragón le dio su poder, su trono y gran
autoridad. 3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Toda la tierra se maravilló en pos de la bestia, 4 y
adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a
la bestia, diciendo: «¿Quién como la bestia y quién podrá luchar contra
ella?»
5 También se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo y de los que habitan en el cielo. 7 Se
le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le
dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8 La
adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban
escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero
que fue inmolado. 9 Si alguno tiene oído, oiga:
10 «Si alguno lleva en cautividad,
a cautividad irá.
Si alguno mata a espada,
a espada será muerto.»
11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
12 Y
ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y
hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia,
cuya herida mortal fue sanada.
13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
14 Y
engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha
permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de
la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada,
y vivió.
15 Y
se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la
imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
16 Y
hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
18 He aquí sabiduría: el que tiene entendimiento, calcule el número de la
bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y
seis.
Es útil observar que la perícopa (término académico para referirse a este pasaje) describe a la primera bestia como el imperio romano, ya que la bestia hace la guerra a los santos con el fuego; además el mar se relaciona con el caos en la ancestral literatura oriental, con el abismo, la oscuridad, etc. (Cristo camina sobre ello en una metáfora). Entender que la primera bestia es el imperio romano es la pista más sólida para comprender mejor a la segunda bestia, la cual viene surgida de la tierra y referida como el falso profeta y al servicio de la primera bestia (al servicio del imperio romano). Ésta sería un ministro de Roma, un emperador. En todo caso, el dragón y ambas bestias sería una representación antitética de la Santa Trinidad, ya que el cristianismo siempre se resistió a Roma. El dragón, al darle el poder a la primera bestia, emula al Padre para representar al Hijo en la primera bestia y, así, la segunda bestia al Espíritu Santo.
Ya, según interese la explicación filóloga o estructural de "Domitius Caesar Legatos Xti Violenter
Interfecit", cabría decir que Domitius Caesar (Domicio César) haría función de sujeto en nominativo; Legatos (enviados) hace de complemento directo en acusativo; Xti (de Cristo) también hace de complemento directo junto a Legatos pero en genitivo; Violenter (brutalmente) hace referencia a la forma en que se desempeña el verbo y es indeclinable; Interfecit (asesinó) es el verbo de la frase, en tercera persona del singular y en pretérito perfecto, pasado. El orden estructural que nos deja: "Domicio César a los enviados de Cristo brutalmente asesinó" es el común y propio de la lingüistica clásica romana, característica de colocar el verbo al final de la frase.
Se recomienda una segunda lectura para una
ideal asimilación de las síntesis planteadas.
Fuentes: Comunicación personal con la Profa. Dra. R. Gordillo Hervás
Comunicación personal con un párroco anónimo
San Agustín, De Civitate Dei: 1-7
Apocalipsis 13:1-10 versión de el apóstol san Juan
Apocalipsis 13:11-18 versión de el apóstol san Juan
Mateo 6:24
Que significa el número 8 ?
ResponderEliminarNo lo sé. De hecho, hasta donde sé, el 8 no tiene carga simbólica en la literatura oriental ancestral. Si encuentras alguna pista sobre su significado no olvides contármela por aquí! :)
EliminarSí puedo decirte, que el 40 representaba cambio drástico de ciclo (en esto aquí el diluvio de 40 días y 40 noches; o los 40 días de peregrinaje por el desierto, etc.). Así parece que el "y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses (a la primera bestia)" haga referencia al cambio de ciclo y al hombre.
Eliminar