Esparta consiste, en su origen, en un territorio estéril y sin acceso al mar, ubicado en el sur del Peloponeso.
Sin pesca, sin puerto, rutas comerciales, posibilidad de agricultura,
repelente para todo tipo de animales, etc. Esto no significó otra cosa
que: guerra como medio de vida.
Era tal la
actividad bélica de Esparta, que se regía por un peculiar formato de
gobierno, conocido como diarquía o monarquía bicéfala (dos reyes), para
que un rey pueda conquistar y expandirse mientras que otro defendiera
Esparta de posibles amenazas o revueltas. Era tal culto el que rendían a
la guerra, que acabó por configurar todo el agogé (sistema
educativo) a favor de crear guerreros, que no soldados, con el único
propósito de fomentar obediencia y disciplina militar.
Desde el nacimiento del bebé, éste era examinado para evaluar su
aspecto, si el diagnóstico presentaba cualquier anomalía, el bebé era
asesinado sin más (algunos investigadores creen que también era
asesinado si lloraba demasiado). Si se diagnostica normalidad en el
bebé, es el momento de comenzar el agogé, aunque estará con los padres hasta los siete años, cuando será llevado al gymnasion. Allí no dejará de aprender matemáticas, leer, escribir, lucha, danza (por el equilibrio), etc hasta los treinta años.
Es entonces, en la ceremonia de "graduación", donde el aspirante a
ciudadano, es tumbado y atado a el altar del templo consagrado a la
diosa Ártemis Orthia (la deidad principal y protectora de Esparta) para determinar por siempre el prestigio que
tendrá en Esparta. ¿Cómo se determinará dicho prestigio? contabilizando
los latigazos que sorporte sin manifestar debilidad. Hay testimonios de muertes por soportar demasiados latigazos; este ritual se conocía como diamastigosis. Según
algunas fuentes, las mujeres ritualizaban su primera menstruación
allí, idea con la que se ha teorizado bastante sobre la importancia de la
sangre, por su protagonismo en ambos sexos, como elemento representativo que simboliza la llegada a la vida adulta, asimilando el sufrimiento de la guerra y del parto en un ritual. Dentro del agogé, exístia una actividad opcional llamada krypteia, consistía en dejar al joven en el bosque únicamente con un cuchillo y una túnica de lino con el objetivo de asesinar un hilota (esclavo) sin que nadie lo descubriese.
Cabe citar el relato de Plutarco sobre una espartana desconocida:
<<otra espartana, tras matar a su hijo porque había abandonado la línea
de combate, pues lo consideró indigno de la patria, dijo: “No es mío el
vástago”. Corre, vil vástago, por las tinieblas. Corre hacia el Hades,
corre, jamás alumbré nada indigno de Esparta>> (Plutarco, Moralia
241a; Antología Palatina 7.433).
Las asambleas debían ser necesariamente al aire libre. La rigidez espartana no permitía distracciones por templos ni adornos
embriagadores que puediesen desconcentrar la meditación de las correctas
decisiones. En una de estas se celebró la Gran Rhetra, llevada a
cabo por el legislador Licurgo en el siglo VII a.C. Esto consistió en
una reforma de imperante igualitarismo: tres clases sociales, homoioi, periecos y heilotai. Los primeros ("los iguales" se traduciría), eran los ciudadanos libres, aquellos que superaron el agogé; debían tener la misma cantidad de medimnoi (magnitud
para medir el espacio de tierra), el mismo número de esclavos, pelo
largo, barba e igual vestimenta; un dato de interés es que no
trabajaban, ya que los periecos eran quienes sostenían la economía. Los
periecos eran una clase de esclavos con ciertos "privilegios" por ser de
poleis (las comunidades de la antigua Grecia) que se dejaron
conquistar por Esparta sin oponer resistencia; ellos se encargaban de
las infraestructuras, artesanía, comercio, etc. Los heilotai eran los esclavos de poleis que
habían sido conquistadas requiriendo batalla. Principalmente eran
procedentes de Mesenia (al oeste del Peloponeso). Podían ser hombres,
mujeres o niños y todos debían vestirse con cuero, la cabeza afeitada y
un gorro de piel de perro en referencia a lo bárbaro (por el componente
animal). Todos los heilotai soportaban, un día determinado, una secuencia de latigazos a modo de balance final o inventario según su comportamiento.
¿Qué tiene de bueno todo esto? Absolutamente nada en la realidad y
mentalidad actual. Absolutamente todo en la realidad y mentalidad de la
antigua Grecia.
En agosto del 480 a.C., trescientos
espartanos enfrentaron al ejército persa (varios millones de
unidades según fuentes contemporáneas como Heródoto) haciendo gala de su sistema de perfecta cohesión defensiva usando el hoplon (el eficaz escudo que usaron; redondo y de unos 90cms), para defender su lado izquierdo y el derecho de su compañero, durante unos siete
días, tiempo que Jerjes para nada podía permitirse, en el desfiladero de las Termópilas. El hoplon tenía una parpax (abrazadera) y un antilabe (sistema de agarre) para asirlo con la mano.
Los espartanos no serían superados hasta la intervención de un pastor
de la zona, de nombre Efialtes, quien asesoró al rey Jerjes, a cambio de
dinero, sobre una senda que los llevaría a la retaguardia espartana
para envolverles. También pudo influir la guardia personal de Jerjes
conformada por diez mil "inmortales" (llamada así porque, si alguno caía
enfermo, herido o moría, se sustituía por otro), o hoi melophoroi,
los portadores de manzana se traduciría (por llevar una manzana de metal
como ornamento en su panoplia). Esa semana de admirable abnegación espartana
significó la evacuación de Atenas y movilización de la falange
ateniense, quienes superarían a las hordas persas en la batalla de
Salamina; la falange espartana terminaría de aniquilar al resto del
ejército persa un año después en la batalla de Platea. Esto significa
que, de no ser por la capacidad de esos trescientos espartanos y del
resto de griegos, Europa habría tomado un curso totalmente distinto bajo
la dictadura oriental.
¿Cómo se explica que tan
austero arsenal griego superase al desmesurado imperio persa? Los
griegos rendían culto (y por lo tanto invertían) al ejército, a la
salud, a la filosofía, a las academias; los persas rendían culto (y por
lo tanto invertían) al lujo, al adulterio, a la cobardía, a la impiedad.
Esto nos lleva a un ejército de pensadores y guerreros frente a poco más
que una horda de esclavos y un rey teocrático que conoce el miedo por
primera vez en su vida.
Esto es una excelente síntesis de cómo la αρετή (areté) hace añicos la ὔβρις (hybris).
La areté suele traducirse como la excelencia, pero no en terrenos
meramente mundanos o materiales, como podría malinterpretarse hoy día,
la areté hace referencia a la virtud en su más extensa
definición; a ser el mejor en dar lo mejor de ti mismo, a ti mismo y al
mundo; a ser quien estás llamado a ser, a proclamar que será la muerte
quien te venza, y nunca la vida. Mientras que la hybris la traduciríamos
como el defecto en su concepto más general, el vicio, la desmesura, la
soberbia; abandonarte para perderte, hasta no reconocerte o hasta no
saber ni qué deberías reconocer frente el espejo; la prostitución de uno
mismo.
Heracles (Hércules en latín) como héroe fundacional de Esparta |
Fuentes: Plutarco, Vida de Licurgo: La Constitución Espartana
Plutarco, Moralia 241a; Antología Palatina 7.433
https://ojs2017.uc3m.es/index.php/ARYS/article/view/2427 (13/03/2020)https://uvadoc.uva.es/bitstream/handle/10324/16422/TFG_F_2015_115.pdf?sequence=1&isAllowed=y (13/03/2020)
https://ddd.uab.cat/pub/historiae/historiae_a2011n8/historiae_a2011n8p65.pdf (13/03/2020)
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